Llevamos más de un año instaladxs en la incertidumbre, o al menos, sintiéndola de manera más intensa, porque en realidad la vida en sí misma, es incierta.
La pandemia está haciendo que esta incertidumbre existencial la estemos sintiendo con mayor intensidad, la sentimos en el cuerpo, en la respiración, las emociones.
¿Qué significa desde la logoterapia vivir en la incertidumbre?
Significa, vivir a la intemperie de certezas y respuestas claras que nos den seguridad, aceptar que no podemos controlar lo que estamos viviendo, que el futuro es incierto; nos conecta con la vulnerabilidad, la finitud que es parte de nuestra constitución como seres humanos y eso, da mucho miedo y más en estos momentos.
Si no desarrollamos recursos propios para afrontar estas emociones, la manera de vivirlas será intentar controlar aquello que nos rodea, y aún así la situación se nos irá de las manos.
Por otro lado, negar la fragilidad y vulnerabilidad que nos provoca la incertidumbre, nos hace entrar en una falsa sensación de que “lo puedo todo”, lo cual no es real.
Aprender a vivir la incertidumbre nos ayuda a desarrollar la confianza en nosotras mismas y desplegar nuestros propios recursos: aceptar que la vida ES, soltar el control sobre situaciones inmodificables, y tratar de fluir.
La mayor incertidumbre es nuestra propia muerte: cómo y cuándo será, qué sucederá, cómo la voy a enfrentar… vivir en esta conciencia de finitud, ayuda a relativizar problemas cotidianos en los que a veces ponemos toda nuestra energía, y sobre todo, ayuda a buscar un sentido de vida en aquello que nos gusta, nos plenifica, nos pone en movimiento hacia otros y otras, aquí y ahora.
Termino con una pregunta: ¿qué quiero hacer con este presente que me ha sido dado y con el tiempo que aún me queda por vivir?